NOCTURNO XIV

By María García Baranda - noviembre 18, 2013

Tiempo al tiempo, me dije. Reconozco que tal vez un día pensara que a destiempo, pero ya no. Equivoqué el cálculo y me alegro.

Llegará el momento idóneo, ¡calma! Y traerá a la orilla los restos del antiguo naufragio de un galeón majestuoso que siempre mereció la superficie.
Prefiero las indecisiones que los precipitados fallos frutos del pánico, esos que alejan, conducidos por racionales dudas. Comprensiblemente humanas, factiblemente superables, voluntariamente aniquilables. A su debido tiempo. Y al mío.

La huida hacia adelante no funciona, vuelve la esquina y reaparece. Es estigma sangrante de lo innegablemente omnipresente, de lo escrito en la piel de los suicidas de lo correcto, sed insaciable de lo no consumido. Palabras pronunciadas con la boca pequeña que, en menos de lo que nos alcanza el sueño, nos desdicen de lo afirmado con la solidez de una máxima filosófica. No merecen la pena, son efímeras y no nacen del convencimiento. ¿A qué decirlas, pues? Calla y espera.

(Tiempo al tiempo. Soy y seré bálsamo, nunca azufre).

   MÚSICA: No ordinary love, Sade (instrumental)


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