28 DE SEPTIEMBRE

By María García Baranda - septiembre 28, 2015

Me tomo la libertad hoy de ser aún más íntima en mis letras. Imperiosa necesidad y al tiempo letras de justicia como homenaje a mi padre.

A Papá,

Hoy no tendría por qué ser un día distinto. Si lo pienso, no lo es. Bien podría ser 20 de mayo, Navidad o 5 de octubre. Y, sin embargo, hay algo en mí que...
Quizás sea que mis sentimientos están a flor de piel. Quizás siento una necesidad especial de que me guíes. No más que cualquier otro día, pero aquí estoy. Tratando de sacar el mejor de los partidos a esa herencia tuya que siempre me empeñé en recordarte y reconocerte. Nunca podrías haber imaginado cuán importante fue. Y con los años, he ido desgranándola en varios principios básicos de vida que aspiro a impregnar en otros: aprender de los errores, de los míos, de los tuyos...; superarme en fortaleza, aun cuando lloro a mares; no rendirme, y más cuándo sé que estoy en el camino certero; saber que la vida puede ser tan corta como para no hipotecarnos al desánimo; potenciar mi capacidad de amar, que al final es mi verdadero norte; ganar en comprensión de las debilidades propias y ajenas, porque nunca son para tanto y es lo que nos hace auténticos; y no dejar que caigan ni se instalen a vivir en la tristeza aquellos a quienes quiero. ¡Lo prometo!
Te tomé el relevo, superé tus miedos y fíjate que creo que lo has logrado y que son mi centro. Y por eso cierro mis ojos y te pido que siempre me ayudes a mantener la claridad en mis pensamientos. No dejes que la pierda nunca.

Con todo mi amor, un 28 de septiembre más, de esta loca bajita. Ya no tan bajita y algo más loca.






Para ti.
Que me llevaste de la mano en mis primeros pasos.
Que me inoculaste el gusto por el detalle y las pequeñas cosas.
Que me impulsaste a no callar mi voz.
Que me enseñaste el valor de la palabra exacta.


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